Soy una persona que comienza proyectos simultáneamente y se frustra cuando no los puede terminar. Pienso en la creación del mundo, como la Biblia la describe. Existe dos pensamientos o ideas básicas acerca de cuánto tiempo Dios se tomó en crear el mundo: (1) cada día representaba un periodo de 24 horas y (2) cada día representaba un periodo indefinido (hasta millones de años).
Para lo que quiero compartir, tomaré el primer pensamiento como ejemplo. Cada día Dios se enfocó en una o dos cosas, y al final del día dijo que lo que había hecho era bueno. Me llama la atención la organización que tuvo Dios al crear el Universo. Él es Dios; pudo haberlo hecho todo en un momento, pero decidió hacerlo día a día. Se enfocó en un plan diario; cada día de la creación comenzó declarando lo que iba a hacer y luego puso manos a la obra, terminando cada día satisfecho por lo que había logrado. Luego de una semana ardua de trabajo, descansó y disfrutó su día.
Su ejemplo nos enseña a que debemos planificar, establecer prioridades y luego enfocarnos en completar los proyectos o asuntos que ameritan nuestra atención.
Sí, entiendo que en ocasiones tenemos mucho que hacer y nos abrumamos porque el tiempo no nos rinde. La realidad es que a todos se nos ha concedido 24 horas al día. Es nuestra responsabilidad usar esas 24 horas como mejor podamos, haciendo buen uso de ellas.
Dios se enfocó en su plan diario y terminó cada día satisfecho por lo que había logrado. E intencionalmente escogió un día para descansar y disfrutar. Si Él siendo Dios lo hizo así, cuanto más nosotros debemos seguir su ejemplo.
Lectura: Génesis 1:1-31; 2:1-3