10 Pfennig (Versión en Español)

Era diciembre de 1999 cuando viajamos a Alemania para visitar a mi hermano y su familia. Días después de recibir el nuevo milenio, manejamos a París y pasamos un tiempo divertido. En ese entonces la moneda oficial de Alemania seguía siendo el marco y la de Francia, el franco. 

Ya de vuelta en casa, guardamos las monedas de estos países como un recuerdo. Cuando mi hijo entró a la escuela, quiso guardar esas monedas en su dormitorio. Así que, las puso en un platito hondo encima de su mesita de noche. 

Una mañana mientras mi esposo lo llevaba a la escuela, me quedé en casa con nuestra hija de dos años. Mientras hacía un trabajo en la computadora escuché el sonido de las monedas. Mi hija había entrado al cuarto de su hermano. Unos pocos minutos después, ella viene a donde mí tocando su garganta, y me dice, respirando con dificultad, que se había tragado una moneda. 

Inmediatamente dejé a un lado lo que estaba haciendo. La cargué y bajé las escaleras de prisa. Me detuve en el descanso para ayudarla a expulsar la moneda, ya que se estaba tornando morada. Solo vomitó la leche que se había tomado, pero la moneda no salió. Continué bajando las escaleras con ella en brazos. Abrí la puerta de la entrada principal de mi casa y corrí hacia la acera a ver si alguien pasaba que me pudiera ayudar, pero nadie pasó.

Mi hija necesitaba aire y yo estaba desesperada. La moneda le estaba obstruyendo el paso del aire. Entonces, clamé a Dios por su ayuda. Nuevamente, le di primeros auxilios y volvió a vomitar leche, pero no la moneda. Luego me dijo que se la había tragado. Ya no estaba morada. Tenía su color natural. Le pregunté dónde sentía la moneda, y ella señaló su garganta. Entonces, entendí que la moneda ya no estaba atascada, que solo sentía molestia. Al ver que mi hija podía respirar, sentí alivio.

De todos modos, la llevé al hospital y le pedí a mi suegra que me acompañara. Le sacaron placas y confirmaron que sí se había tragado la moneda. Ahora solo había que esperar a que la expulsara, pero si esto no sucedía en tres días, tendrían que operarla para extraer la moneda.

Amy ya no usaba pañales, pero tendría que usar uno cada vez que tuviera deseos de ir al baño. Tenía que asegurarme que la expulsara. El pañal la incomodaba, sin embargo, fue muy cooperadora. Pasó el primer día, y la moneda no salió. Pasó el segundo día, y nada. Cuando llegó el tercer día, temprano en la mañana hice una oración a Dios y poniendo mi mano sobre la barriguita de mi hija, dije: “Moneda, hoy vas a salir sin causarle ningún daño a mi hija.” Parecen palabras de locura, pero en las Sagradas Escrituras encontramos un ejemplo parecido. Jesús les dijo a sus discípulos “…De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: ‘Quítate de allí y vete a otro lugar’, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!” San Mateo 17:20 (Itálicas de la autora)

Horas más tarde, así fue. Amy expulsó la moneda sin causarle daño alguno. Mi hija se había tragado un pfennig – moneda alemana que se usaba antes que el Euro entrara en circulación.En esta historia mi monte era una moneda. Sin embargo, en nuestro caminar por la vida, nos enfrentamos a diferentes tipos de montes: altos o bajos, difíciles o fáciles de escalar, que deseamos no estén ahí. Entonces, si hoy, o en estos días, o en esta temporada, enfrentas uno, no tienes que hacerlo a solas; mira hacia arriba porque tu ayuda viene del Señor el Creador del cielo y la tierra (Salmo 121:1-2), y luego en el nombre de Jesús, activa tu fe llamando a las cosas al orden.

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¿En Dónde Quieres Poner tu Confianza?

Galloping

Cuando era adolescente, recuerdo un comercial que vi en la televisión que duró unos segundos pero que dejó una impresión en mi mente por el resto de mi vida.

La escena mostraba carros y caballos galopando a toda velocidad, enfocando sus fuertes y poderosas patas, como avanzando para la guerra. Entonces apareció el Salmo 20:7 en la parte inferior de la pantalla.

“Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos.”

Cada vez que leo este verso, no puedo evitar pensar en este comercial.

Durante siglos, los carros y los caballos fueron los medios que se utilizaron para luchar en las batallas. Representaban fuerza, poder, e incluso inspiraban confianza, causando intimidación en los ejércitos menos equipados. Cuantos más caballos poseían los ejércitos, más poderosos se sentían y así actuaban, con determinación y concentración. Sin embargo, tal como leemos en la Biblia, aquellos que confiaron en el Señor ganaron batallas aun cuando poseían menos caballos de guerra. Dios los liberó cuando pusieron su confianza en Él.

Mi pregunta para ti es, ¿qué te hace sentir seguro y confiado? ¿Tu fuerza? ¿Tu salud? ¿Tu trabajo? ¿El dinero? ¿Posición? ¿Amigos? ¿O tal vez algo más? Puedes tener algunas o todas estas cosas, pero éstas pueden cambiar o esfumarse en un instante, y así mismo tu confianza.

Por otro lado, confiar en el Dios Altísimo es una historia diferente porque Él nunca cambia. Él ha prometido estar siempre contigo. Cuando las cosas van según lo planeado y cuando resultan inesperadas. Dios te asegura que nunca te dejará ni te abandonará (Deuteronomio 31:6; Mateo 28:20).

Si Él hizo cosas maravillosas en el pasado, puedes confiar en que lo seguirá haciendo en el presente. Él nunca le ha fallado a sus hijos. Siempre ha sido fiel a Su Palabra.

Entonces, ¿en dónde quieres poner tu confianza? ¿En algo que pueda cambiar o en el nombre inconmovible del SEÑOR?

Vive tu Vida al Máximo

‘El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.’ Juan 10:10

Hace un tiempo, mientras leía mi devocional matutino, este versículo iluminó mi entendimiento. Lo había leído muchas veces, pero fue en ese momento que me di cuenta de algo diferente. Hoy, al leer este versículo, recordé lo que aprendí ese día.

Como cristianos, sabemos que tenemos un enemigo que quiere mantenernos atrapados en el miedo, paralizados, haciéndonos pensar que no tenemos lo que necesitamos. Satanás es un ladrón, el acusador de los creyentes. Quiere robar, matar y destruir tu gozo, tus sueños y tus planes, para que no se hagan realidad. Él no conoce tu futuro porque no es Omnisciente; solo el Dios Todopoderoso lo es. Sin embargo, él sabe que hay un potencial que Dios ha puesto en ti para cumplir Su propósito, y eso es lo que más teme Satanás.

Sin embargo, el verso no se detiene ahí; su segunda parte contiene un mensaje de esperanza. ¿No te encanta esa palabra? Cuando hay esperanza, nuestro espíritu se levanta, nuestro semblante cambia, nuestros ojos brillan y hasta sonreímos. De repente, tenemos las fuerzas para hacer lo que tenemos que hacer. Empezamos a soñar, a planificar, a crear.

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia“. Jesús vino por ti para liberarte de lo que te ata. Dios te dio dones, habilidades y pasiones para que los uses con amor y sirvas a los demás. Dios quiere que uses todo tu potencial y encuentres gozo y satisfacción al servirle.

Jesús murió en una cruz por ti y por mí y por el mundo entero para que los que creen en él tengan vida eterna (Juan 3:16). Y descubrimos de qué se trata esta vida eterna al estudiar las Escrituras con diligencia porque ellas testifican de Jesús (Juan 5:39).

Dios tiene un gran propósito para ti; por eso que te creó un ser admirable y maravilloso (Salmo 139:14). Dios te hizo único o única, y ya te dio lo que necesitas para tu asignación en la vida. ¿Estás dispuesto a vivir tu vida al máximo?

Él Iluminará la Ruta de Tu​ Vida

‘Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! ‘ Salmos 119:105

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Cuando uso el GPS en mi teléfono celular para llegar a un destino y éste me dice que haga un giro o tome una salida, inmediatamente quiero saber cuál va a ser el próximo paso. Deseo saber si debo continuar en la misma carretera, unirme a una carretera principal, girar a la derecha o a la izquierda. Solo para estar preparada.

La aplicación del mapa no muestra la ruta completa; solo revela el área donde el conductor necesita enfocarse en el momento. En ocasiones, me confundo, como cuando me encuentro con salidas consecutivas, intersecciones o bifurcaciones, o cuando conduzco bajo lluvia intensa, lo cual limita la visibilidad.

El uso del GPS me hace pensar en los momentos en que quiero saber qué es lo siguiente en la vida. No hay nada malo con estar preparado o tener un plan para la próxima movida. Sin embargo, aun preparándonos, hay situaciones que llegan a nuestras vidas sin invitación. Y, éstas podrían crear una mezcla de emociones en nosotros, como ansiedad, miedo, confusión e incluso dolor.

Si eres un discípulo de Jesucristo, puedes confiar en la ruta de Dios para tu vida – paso a paso – porque Él ha prometido que nunca te dejará ni te abandonará.

Es posible que no tenga todas las respuestas de inmediato, pero puedes confiar en que Dios te ayudará a llegar al destino que necesitas llegar y en el momento correcto.

La Palabra de Dios provee dirección clara para cada necesidad específica, y las promesas en ella también son para ti. Cree y confía en que Él iluminará tu camino o ruta en la vida

¿Cómo es eso que cuando das recibes?

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(Click here for English version)

Permíteme contarte una experiencia personal. Estábamos en los preparativos para nuestra boda. Todavía faltaban cosas por pagar. Ambos trabajábamos, y juntos costeamos nuestra boda. Durante este tiempo, en lugar de Danny recibir su paga, comenzaron a llegarle “chargebacks” (donde tenía que devolver lo que ya le habían pagado). Esta situación no nos estaba ayudando en nada. Desde que conozco a Danny, siempre le han pagado por comisión, no salario. Él es muy esforzado y trabaja con honestidad, pero lo que enfrentábamos iba más allá de depender en nuestros ingresos. Se acercaba el gran día; mi sueldo no era suficiente; me sentía ansiosa. Hasta consideré cambiar la fecha.

A un mes de nuestra boda llegó un evangelista a predicar un domingo en la noche. Él compartió cómo una iglesia en otro país trabajó unida para recaudar fondos y construir un edificio para congregarse. Todo esto durante un tiempo de recesión. Al finalizar su mensaje, hizo un llamado a ofrendar para la construcción del edificio de la iglesia local. Yo sentí un fuerte llamado en mi corazón a ofrendar, pero no me atreví a decirle nada a Danny porque nos encontrábamos cortos de dinero para nuestra boda. Ese sentir no se iba de mi corazón, cada vez se hacía más fuerte; no lo podía ignorar. Entonces, Danny me pregunta, “¿dónde está la chequera?” Le dije, “está en el carro.” Se levantó inmediatamente y salió a buscarla.

Mientras él estaba en el estacionamiento, dije dentro de mí, “si escribe una cantidad diferente a la que tengo en mi corazón, se lo voy a tener que decir.” Cuando regresó, me entregó el cheque doblado por la mitad. Al abrirlo, vi que había escrito la misma cantidad que el Espíritu Santo había puesto en mi corazón. ¿Casualidad? No lo creo. ¿Plan de Dios? Definitivamente.

El predicador hizo un llamado al altar para orar y dar gracias por la ofrenda. Mientras él hacía la oración, sentí la presencia de Dios bien cerca, como una nube densa encima de todos nosotros. Ahí le dije al Señor, “nos has pedido tan poco para lo que nos vas a dar.” La provisión de Dios fue inmediata. Al día siguiente Danny salió a trabajar como de costumbre, reuniéndose con clientes, pero lo que el Señor tenía planificado para ese día fue milagroso. El negocio fue increíble. Nos quedamos maravillados. Dio para cubrir no solo los “chargebacks”, sino también lo que faltaba por saldarse de la boda. Llegó el gran día y pudimos celebrar nuestra boda como lo habíamos planificado. Dios es siempre fiel a Su Palabra.

‘Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.’  Lucas 6:38, NTV

¿Pescado o Serpiente?

jeremy-yap-199223-unsplashFotografía por Jeremy Yap en Unsplash

¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! Mateo 7:9-11, NVI

Por muchos años no entendía por qué Jesús dio estos ejemplos. ¿Qué tiene que ver una piedra o una serpiente con comida? En realidad, Jesús quería explicar algo acerca de las cosas que pedimos en oración. ¿Le has pedido algo específico que, de acuerdo a tu lógica, es bueno? Yo lo he hecho. Sin saberlo, a veces le pedimos a Dios que nos dé una “serpiente,” aunque creemos que estamos pidiendo “pescado.” Una serpiente nos puede morder, hacernos daño. Y Dios desea lo mejor para ti y para mí. Recuerda, Él ve el cuadro completo; nosotros no. Él escucha nuestras oraciones, pero no responde a todas ellas con un “sí.”

La próxima vez que te encuentres preguntándole a Dios por qué no te ha contestado, medita en estos versos. Podría ser que te está protegiendo de una situación peligrosa, o podría ser que aún no es el momento. Confía en Aquel que ve el cuadro completo y tiene en mente lo mejor para ti.

Hablas mi Idioma

Nuestra familia hizo un viaje a Europa en diciembre de 2012. Primero fuimos a Londres y luego cruzamos en tren a París a través del Chunnel (túnel bajo el mar más largo del mundo). En Londres no tuvimos inconvenientes con el idioma, pues aunque nuestra lengua materna es español, todos hablamos inglés, solo con un acento distinto.

Al llegar a Francia, tuvimos que tomar otro tren o el metro para llegar al hotel. Con el equipaje bajando escaleras, un poco desorientados hacia dónde dirigirnos dentro de la estación y sin poder comunicarnos en francés, el proceso se hacía un poco complicado. Nuestros hijos y la joven que invitamos al viaje conocían un poco el idioma, pero no podían sostener una conversación. Un empleado del metro al vernos, se acercó hablándonos español. Todos suspiramos de alegría. No puedo explicar lo bien que me sentí al escuchar que nos ofrecían ayuda en nuestra propia lengua. No solo nos orientó, sino que también nos ayudó con nuestro equipaje.

Puedo imaginar cómo se sintieron aquellas personas que visitaban Jerusalén para celebrar la Fiesta de Pentecostés de acuerdo al relato de Hechos 2. Judíos y personas de las naciones alrededor de Jerusalén se habían dado cita allí. Una ráfaga de viento llenó el lugar donde se encontraban, y los galileos que estaban allí comenzaron a hablar las maravillas del Señor en distintos idiomas. Cada nación allí representada tuvo la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación en su lengua materna, y alrededor de 3,000 personas fueron salvas y bautizadas.

Lo que Dios desea que tú y yo hagamos, nos los comunica en el lenguaje que mejor podemos entender (a través de las Escrituras, una canción, el consejo de un amigo, la misma naturaleza, etc.). Dios no solo quiere comunicarnos algo, sino también brindarnos la ayuda que necesitamos.

Hechos 2:5-7

¡Feliz Día de Reyes!

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Cuando mis hijos eran pequeños, solíamos llevarlos a casa de sus abuelos paternos para recoger pasto para los camellos. Tradición que celebramos con gran alegría en Puerto Rico. Ellos salían con su abuelo a cortar el mejor pasto que encontraran. Al llegar a nuestra casa ponían el pasto en una caja de zapatos y la colocaban debajo de sus camas.

Al quedarse dormidos, mi esposo colocaba los regalos en el piso y regaba un poco el pasto, haciendo un camino desde la habitación de nuestros hijos en el segundo piso hasta llegar al piso de abajo, como señal de que los camellos habían subido hasta sus cuartos. Imaginen sus caritas de sorpresa al levantarse.

La tradición menciona a tres reyes magos (Gaspar, Melchor y Baltasar) por la cantidad de regalos que le ofrecieron al niño Jesús. La realidad es que no sabemos con exactitud cuántos sabios llegaron, lo importante fue que llegaron y nos dejaron su ejemplo de cómo debemos presentarnos ante el Rey Jesús. Mateo 2  relata este encuentro, y los versos 10 y 11 leen como sigue:

Al ver la estrella, se regocijaron mucho. Cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y, postrándose ante él, lo adoraron. Luego, abrieron sus tesoros y le ofrecieron oro, incienso y mirra (Mateo 2:10-11, RVC) https://www.biblegateway.com/passage/?search=Matt.2.10-Matt.2.11&version=RVC

Los sabios llegaron a la casa donde estaba el niño, no al pesebre como sucedió con los pastores. La travesía era bien distante y cuando al fin llegaron, el niño Jesús tendría aproximadamente dos años. Por esta razón fue que Herodes, quien temía que este rey de los judíos le quitara su trono, ordenó matar a los niños menores de dos años (ver Mateo 2:16).

https://www.biblegateway.com/passage/?search=Matt.2.16&version=RVC

Pero, volviendo al encuentro de los sabios con el rey de los judíos, dice la Biblia que se regocijaron mucho. La estrella era la señal visible que Dios les había dado para guiarlos al lugar donde tenían que llegar. Luego se postraronadoraron a Jesús en un acto de reverencia, reconocimiento y admiración, y abrieron sus tesoros para ofrecerle sus regalos valiosos.

Este Día de Reyes que celebramos hoy te invito a presentarnos ante Dios con regocijo, pues su palabra que es lámpara a nuestros pies y luz a nuestro camino nos señala el lugar de su voluntad para nosotros. Acerquémonos a Él en reverencia, reconocimiento y admiración por quién es Él, no por lo que nos pueda dar, y abramos el tesoro de nuestro corazón para ofrecérselo a Aquel quien nos ama y nunca nos abandona. ¡Qué regalo más hermoso que un corazón rendido a Él!

¡Feliz Día de Reyes!

Prioridades, Prioridades

Soy una persona que comienza proyectos simultáneamente y se frustra cuando no los puede terminar. Pienso en la creación del mundo, como la Biblia la describe. Existe dos pensamientos o ideas  básicas acerca de cuánto tiempo Dios se tomó en crear el mundo: (1) cada día representaba un periodo de 24 horas y (2) cada día representaba un periodo indefinido (hasta millones de años).

Para lo que quiero compartir, tomaré el primer pensamiento como ejemplo. Cada día Dios se enfocó en una o dos cosas, y al final del día dijo que lo que había hecho era bueno. Me llama la atención la organización que tuvo Dios al crear el Universo. Él es Dios; pudo haberlo hecho todo en un momento, pero decidió hacerlo día a día. Se enfocó en un plan diario; cada día de la creación comenzó declarando lo que iba a hacer y luego puso manos a la obra, terminando cada día satisfecho por lo que había logrado. Luego de una semana ardua de trabajo, descansó y disfrutó su día.

Su ejemplo nos enseña a que debemos planificar, establecer prioridades y luego enfocarnos en completar los proyectos o asuntos que ameritan nuestra atención.

Sí, entiendo que en ocasiones tenemos mucho que hacer y nos abrumamos porque el tiempo no nos rinde. La realidad es que a todos se nos ha concedido 24 horas al día. Es nuestra responsabilidad usar esas 24 horas como mejor podamos, haciendo buen uso de ellas.

Dios se enfocó en su plan diario y terminó cada día satisfecho por lo que había logrado. E intencionalmente escogió un día para descansar y disfrutar. Si Él siendo Dios lo hizo así, cuanto más nosotros debemos seguir su ejemplo.

Lectura: Génesis 1:1-31; 2:1-3