(Click here for English version)
Permíteme contarte una experiencia personal. Estábamos en los preparativos para nuestra boda. Todavía faltaban cosas por pagar. Ambos trabajábamos, y juntos costeamos nuestra boda. Durante este tiempo, en lugar de Danny recibir su paga, comenzaron a llegarle “chargebacks” (donde tenía que devolver lo que ya le habían pagado). Esta situación no nos estaba ayudando en nada. Desde que conozco a Danny, siempre le han pagado por comisión, no salario. Él es muy esforzado y trabaja con honestidad, pero lo que enfrentábamos iba más allá de depender en nuestros ingresos. Se acercaba el gran día; mi sueldo no era suficiente; me sentía ansiosa. Hasta consideré cambiar la fecha.
A un mes de nuestra boda llegó un evangelista a predicar un domingo en la noche. Él compartió cómo una iglesia en otro país trabajó unida para recaudar fondos y construir un edificio para congregarse. Todo esto durante un tiempo de recesión. Al finalizar su mensaje, hizo un llamado a ofrendar para la construcción del edificio de la iglesia local. Yo sentí un fuerte llamado en mi corazón a ofrendar, pero no me atreví a decirle nada a Danny porque nos encontrábamos cortos de dinero para nuestra boda. Ese sentir no se iba de mi corazón, cada vez se hacía más fuerte; no lo podía ignorar. Entonces, Danny me pregunta, “¿dónde está la chequera?” Le dije, “está en el carro.” Se levantó inmediatamente y salió a buscarla.
Mientras él estaba en el estacionamiento, dije dentro de mí, “si escribe una cantidad diferente a la que tengo en mi corazón, se lo voy a tener que decir.” Cuando regresó, me entregó el cheque doblado por la mitad. Al abrirlo, vi que había escrito la misma cantidad que el Espíritu Santo había puesto en mi corazón. ¿Casualidad? No lo creo. ¿Plan de Dios? Definitivamente.
El predicador hizo un llamado al altar para orar y dar gracias por la ofrenda. Mientras él hacía la oración, sentí la presencia de Dios bien cerca, como una nube densa encima de todos nosotros. Ahí le dije al Señor, “nos has pedido tan poco para lo que nos vas a dar.” La provisión de Dios fue inmediata. Al día siguiente Danny salió a trabajar como de costumbre, reuniéndose con clientes, pero lo que el Señor tenía planificado para ese día fue milagroso. El negocio fue increíble. Nos quedamos maravillados. Dio para cubrir no solo los “chargebacks”, sino también lo que faltaba por saldarse de la boda. Llegó el gran día y pudimos celebrar nuestra boda como lo habíamos planificado. Dios es siempre fiel a Su Palabra.
‘Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.’ Lucas 6:38, NTV